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Sevilla, 15 de junio de 2022
Como cada año, la música será un elemento esencial de solemnidad en la Eucaristía y al paso de la procesión del Corpus Christi por el centro de Sevilla.
El Cabildo contará al órgano igual que de costumbre, con la participación del maestro organista titular de la Catedral. Además, intervendrán la Coral Polifónica de la Catedral y el coro de los niños Seises junto a los niños danzantes, todos ellos bajo la dirección de D. Herminio González.
En la plaza de San Francisco la Coral Nuestra Señora del Álamo de Olivares y la Coral Parroquial Montelirio de Castilleja de Guzmán interpretarán piezas eucarísticas al encuentro con el cortejo.
En las escalinatas exteriores de la iglesia de El Salvador, hará lo propio la Escolanía Salesiana María Auxiliadora de Sevilla ha quien el Cabildo ha encomendado solemnizar el paso de la procesión con sus voces. Todas las formaciones musicales interpretarán un repertorio de temas eucarísticos tanto polifónicos como de corte más popular.
LA MÚSICA EN EL CORPUS
Sevilla es de las pocas ciudades de España que sigue conservando el Jueves de Corpus como día festivo desde principios del siglo XV, cuando empieza a celebrarse esta fiesta en la ciudad, aunque la documentación conocida sobre este acto es de 1426.
En 1477 asiste a la fiesta del Corpus en Sevilla la Reina Isabel la Católica.
Ya en el siglo XV, la fiesta del Corpus Christi era modelo de fiestas de exaltación y de prestigio, que en toda la archidiócesis se procuraba imitar.
En esta época, las calles ya se cubrían de hierbas olorosas.
Junto al aspecto más popular de la fiesta, como las danzas procesionales, no podemos olvidar tampoco el papel de la música en los momentos contemplativos y de rezo ante el Santísimo Sacramento.
Desde finales del siglo XVI, fue creciendo un género que fue tomando cada vez mayor cuerpo y presencia a lo largo del siglo XVII, y que se convirtió en el llamado villancico sacramentado, tal y como se describe en Música Antigua.
Se empezaron cantando en las estaciones que se hacían en la procesión y en los altares instalados en el recorrido.
Bien es cierto que durante el Siglo de Oro, junto a los cantantes, las Catedrales y las ciudades contrataban conjuntos de instrumentos de viento constituidos principalmente por chirimías, cornetas, sacabuches y bajones, a los que se les conocía en España como Ministriles.
Los ministriles tocaban en los oficios litúrgicos, precedían y daban brillo a las procesiones, anunciaban las fiestas, e incluso marcaban el comienzo de las ventas en los mercados.
En cuanto a los ministriles sevillanos, la catedral hispalense contaba con tres chirimías y dos sacabuches contratados para las fiestas más importantes hasta que, en 1553, con Francisco Guerrero, se crearon las plazas fijas.
La música polifónica vocal e instrumental se tocaba y se cantaba a la vez debido a la versatilidad de los ministriles, que les permitía doblar y adornar con delicadeza las voces de los cantantes y también competir con el ruido de las plazas.
