Vicente MENARDO, 1566
Prefachada principal sobre la puerta de San Miguel
Arnao de FLANDES, 1539 – 1541
Hastial del crucero norte sobre la puerta de la Concepción
Vicente MENARDO, 1577
Fachada occidental, sobre la puerta principal
Juan Bautista de LEÓN, 1685
Capilla del Bautismo
Arnao de FLANDES, 1543
Crucero al lado del Evangelio, primer tramo del lado oriental
Arnao de FLANDES, 1555
Nave lateral de la Epístola sobre la capilla de San Andrés
,
Arnao de FLANDES, 1548 – 1549
Crucero, lado del Evangelio, lado occidental
Carlos de BRUJAS, 1558
Crucero lado del Evangelio, lado oriental
,
Arnao de FLANDES, 1533
Capilla de los Evangelistas
Arnao de VERGARA, 1535
Sobre la Puerta de Palos
,
Arnao de VERGARA, 1534 – 1535
Nave central, tramo inmediato al crucero del lado del Evangelio
Juan JACQUES, 1511 – 1520
Capilla mayor, lado del Evangelio
Enrique ALEMAN, 1478
Nave lateral del Evangelio, sobre la capilla de San Antonio
EN ESTE APARTADO:
Vidrieras
Las vidrieras de la Catedral de Sevilla constituyen uno de los conjuntos más extensos, homogéneos y mejor preservados de las catedrales españolas. Las ciento treinta y ocho vidrieras conservadas suponen, además, un magnífico capítulo para conocer la historia de esta técnica en la península Ibérica, desde el siglo XV hasta el XX.
La forma de las ventanas y la iconografía de sus superficies vítreas obedecen a los distintos encargos realizados y a las etapas constructivas del edificio. Los vanos de la mitad occidental del templo y de la nave central corresponden a la época más antigua de la construcción, tienen una amplitud mayor que los situados desde el crucero hasta la cabecera.
Vidriera gótica
Las vidrieras más antiguas son las diecisiete que cierran los vanos situados sobre las capillas laterales y nave mayor de poniente, hechas por el alsaciano Enrique Alemán, que también trabajó en la Catedral de Toledo y está documentado en Sevilla desde 1478 hasta 1483.
Su técnica es buen testimonio de su formación y de la técnica desarrollada por el alemán Peter Himmel von Andlau. Las figuras perfectamente individualizadas y con gran precisión gráfica, ubicadas espacialmente bajo doseletes góticos quedan ordenadas atendiendo a su iconografía: profetas, apóstoles y santos vinculados con la diócesis y con las devociones más extendidas en la baja edad media.
Vidriera renacentista
Concluida la construcción gótica la Catedral encargó las vidrieras del altar mayor, crucero y naves orientales, tanto las situadas sobre las capillas como sobre los accesos y la mayoría de las que cierran los vanos de las capillas perimetrales.
Los maestros vidrieros renacentistas trabajaron continuadamente en su elaboración hasta la tercera década del siglo XVI, cuando prácticamente concluyeron el programa general después de cien años.
El francés Jean Jacques realizó las dos vidrieras del altar mayor (1511-1518), que son las primeras renacentistas en este templo. Con la llegada de Arnao de Vergara se manifestó con rotundidad las propuestas humanistas en la técnica de la vidriera: cierre nuevo del crucero, Virgen de la Misericordia de la capilla dotada por Micer García de Gibraleón, San Sebastián de la vidriera situada sobre la portada de los Palos que presenta los rasgos de Carlos I, y la de la Asunción de la Virgen que cierra el gran óculo del crucero sur (1525-1537)
Pocos años después, su hermano, Arnao de Flandes está documentado en la Catedral desde 1534 hasta 1557 donde realizó la vidriera de la Ascensión del Señor para el lado opuesto del hastial del crucero, trece vidrieras con santos en el crucero y todas las que presentan escenas de la vida de Cristo en las naves orientales. También son suyas las vidrieras situadas en las capillas de San Pedro, San Pablo, San Francisco y de los Evangelistas.
La vidriera que cierra el brazo norte del crucero, representa la Resurrección del Señor y es obra documentada de Carlos de Brujas (1558). Durante la segunda mitad del siglo XVI, a Vicente Menardo le encargaron las tres vidrieras de la fachada de poniente y otras dispersas. En 1578, cuando falleció este vidriero manierista, prácticamente estaba concluido y realizado todo el programa de vidrieras de la Catedral.
Vidriera barroca y neoclasicismo
En los siglos XVII, XVIII y XIX otros artistas hicieron vidrieras de interés que manifiestan la evolución de las mismas durante el periodo barroco y neoclásico.
Del periodo barroco destaca la vidriera de Santa Justa y Santa Rufina, en la capilla de San Antonio, realizada por Juan Bautista León en 1685 y reformada en 1813, y los anagramas que cierran las ventanas laterales de las capillas de San Pedro y San Pablo en la década de 1780.
La vidriera de la capilla de San Hermenegildo (1819) es prácticamente el único testimonio de la vidriera neoclásica.
Vidriera del siglo XX
A finales del siglo XIX el estado de conservación de las vidrieras hizo necesario iniciar una campaña de restauración y concluir otras pendientes en la zona de la cabecera y lucernarios. A la casa Zettler de Munich realizó la vidriera de San Fernando en la capilla de la Antigua, que diseñó el historiador José Gestoso, tres de las derruidas en el desplome del crucero en 1888 y la de la Pentecostés en la capilla de Scalas (1880).
Años después, Otto Kruppel de la Casa Maumejean diseñó la vidriera de la capilla de San José, aprovechando elementos ornamentales de una vidriera del siglo XVI. Esta misma casa fabricó tres vidrieras más, acometió la primera campaña sistemática de restauración del siglo XX y contó entre sus operarios o colaboradores con Vicente Prianes, cuyas marcas aparecen en numerosos elementos arquitectónicos de las ventanas fechados en 1930-1932
Principales vidrieros
Siglo XV. Enrique Alemán, autor documentado en Sevilla desde 1478 hasta 1483. Hizo las vidrieras más antiguas de la Catedral que corresponden a las diecisiete que cierran los vanos situados sobre las capillas y nave mayor de poniente. Denotan el arte de un vidriero formado en talleres alsacianos, en los que se aprecia el influjo flamenco diferente al de otros autores que también intervinieron con posterioridad.
También trabajó en la Catedral de Toledo, donde se puede apreciar la similitud de estilos que imprimió al desarrollo de todas sus realizaciones, demostrando en su arte a un dependiente de las soluciones de la vidriera alsaciana, concretamente, de las desarrolladas por el taller de Peter Hemmel von Andlau, que implanta en una serie importante de vidrieras para la Catedral de Sevilla.
El inicio del programa de vidrieras se explica por el estado en que se hallaban las obras de construcción del nuevo edificio; es de suponer, que el encargo de la obra tuvo una ejecución muy rápida si atendemos al número de obras que realizó.
Como veremos a continuación en una muestra de su valor, se aprecia que en todas sus vidrieras, el maestro siguió una misma disposición que denota la formación germánica del autor en la que las soluciones propias de pintura flamenca, se proyectan con una precisión formal y de dibujo propias de un grabador, es decir, intentando aproximarse a la pintura. Después de su marcha, existe un silencio documental importante en la creación de nuevas obras, pues los maestros inmediatamente posteriores, se afanarán en trabajos de conservación de lo que ya existía hasta 1510 que aparece la figura de otro maestro.
Siglo XVI. Jean Jacques, maestro sucesor de Enrique Alemán en la creación de nuevas vidrieras, es de origen francés y está documentado en Sevilla desde 1511 hasta 1518. En él, es muy sensible el influjo de las soluciones francesas de en torno a 1500. En los documentos en los que se menciona, aparece con diferentes nombres, siempre referidos al maestro en cuestión. Era flamenco, concretamente de Zelanda y en 1508 contrata con el cabildo de la Catedral de Santiago de Compostela la ejecución de la vidriera del rosetón de la fachada occidental. De allí pasó a Portugal y luego, se instaló en Sevilla, probablemente, atraído por el prestigio y florecimiento de la ciudad.
Estaba formado con una lengua plástica, acreditando una asimilación de las soluciones de la pintura flamenca en contacto con lo francés. Su labor se centró principalmente en la realización de vidrieras de la capilla mayor y del cimborrio, presentando novedades y diferencias importantes. Su arte denota una formación en las soluciones de la pintura flamenca, pero, empleando una estilización, elegancia y armonía de color propias de un artista dotado de una acusada y original personalidad; es el primero en hacer vidrieras con composiciones, divididas por varios parteluces.
El abandono de las soluciones flamencas del siglo XV y la implantación de nuevas propuestas renacentistas, tienen un período de interrupción en la realización de nuevas vidrieras, hasta que, en 1525 y tras la marcha del maestro, aparece documentado uno nuevo llamado: Arnao de Vergara.
Arnao de Vergara, es con quien se introducen las formas del renacimiento en el estilo de fabricación de las nuevas vidrieras. Desde un punto de vista formal la realización de programa de las vidrieras de la Catedral de Sevilla experimenta a partir de 1525 un cambio de orientación decisivo. Es el primer maestro español que interviene en la realización de las mismas, introduciendo un cambio fundamental en la evolución estilística basada en el cambio hacia planteamientos claramente manieristas. En sus creaciones se resuelve la contradicción entre elementos tradicionales y la presencia de elementos italianos, empleando la arquitectura del enmarcamiento, los elementos decorativos, la representación en perspectiva del espacio, la armonía cromática y la suave cadencia y ritmo de las proporciones propuestas por ciertos pintores italianos de en torno a 1500; la dicotomía entre la expresividad de los modelos y el clasicismo de los elementos decorativos se hace patente basándose en la exaltación y el culto al grutesco. Probablemente nacido en Burgos e hijo del vidriero Arnao de Flandes «el viejo», recibió su formación renacentista en el clima artístico burgalés impregnado de italianismo. Su labor en Sevilla no se limitó solamente a los trabajos de la Catedral, sino que también realiza vidrieras para el alcázar, Jerez y Osuna, figurando también como miniaturista para hacer trabajos en el monasterio de las Cuevas. Su labor como vidriero discurrió en solitario hasta 1534 en que aparece trabajando con su hermano, Arnao de Flandes hasta que se trasladó a Granada, ciudad en la que se hallaba en 1538.
Arnao de Flandes aparece como vidriero en la Catedral en 1534, haciendo colaboraciones con su hermano Arnao de Vergara antes de que éste se marchara a Granada donde moriría. Plantea en sus creaciones un cambio en la forma de entender la composición y la proporción de las figuras, pero sin distanciarse, sobre todo en sus inicios, de las armónicas y equilibradas figuras del clasicismo anterior que se va transformando en el manierismo característico de casi todas sus realizaciones.
Cuando llegó a Sevilla, era un artista con una sensibilidad y orientación coherentes que le hizo poseedor de la capacidad de dejar atrás el clasicismo absoluto introduciendo nuevos elementos goticistas que vuelven a cobrar vigencia.