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PENDÓN DE FERNANDO III 
PENDÓN DE FERNANDO III 

ANÓNIMO, 1248

Trascoro

VESTIDO DE LA REINA ISABEL II
VESTIDO DE LA REINA ISABEL II

CONJUNTO CASTILLO Y LEONES, 1874

CAPA PLUVIAL CON SAN JUAN BAUTISTA
CAPA PLUVIAL CON SAN JUAN BAUTISTA

ANÓNIMO sevillano, Primera mitad del siglo XVIII

PAÑO MORTUORIO
PAÑO MORTUORIO

Atribuido a Francisco RIBERA, 1679

DALMÁTICA DE DIFUNTOS
DALMÁTICA DE DIFUNTOS

ANÓNIMO sevillano,, Segunda mitad del siglo XVIII

CASULLA DE DIFUNTOS
CASULLA DE DIFUNTOS

ANÓNIMO sevillano, Segunda mitad del siglo XVIII

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PENDÓN DE FERNANDO III 
PENDÓN DE FERNANDO III 
VESTIDO DE LA REINA ISABEL II
VESTIDO DE LA REINA ISABEL II
CAPA PLUVIAL CON SAN JUAN BAUTISTA
CAPA PLUVIAL CON SAN JUAN BAUTISTA
PAÑO MORTUORIO
PAÑO MORTUORIO
DALMÁTICA DE DIFUNTOS
DALMÁTICA DE DIFUNTOS
CASULLA DE DIFUNTOS
CASULLA DE DIFUNTOS
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EN ESTE APARTADO:

Tejidos

Los ornamentos sagrados de la Catedral de Sevilla dan fe de la magnificencia del ceremonial con que se celebraban las festividades religiosas. La colección es importante por la cantidad, calidad y variedad de piezas antiguas, que siguen realzando las ceremonias más solemnes. A causa de los cambios en los usos litúrgicos, últimamente los motivados por el nuevo misal de 1969, dejaron de utilizarse algunas prendas litúrgicas, como manípulos, cubrecálices, amitos, paños de púlpito y de indulgencias, velos de altar y otros; ya habían caído en desuso las planetas y los gremiales. Todas estas piezas así como otras muchas que no se utilizan habitualmente, están guardadas en cajoneras, armarios y almacenes adecuados.

La Catedral encargaba, mediante contratos, los ornamentos a distintos talleres y nombraba a un bordador de prestigio para que examinara todo el proceso y tasara, mediante informe, el precio. Además, durante siglos, los canónigos y las dignidades vestían en las procesiones y otras ceremonias importantes capas de imaginería, que cada uno costeaba con sus ingresos.

La fragilidad de los tejidos, el empleo continuado de los ornamentos y su desgaste, necesitan una atención continuada. En la Catedral de Sevilla está documento desde el siglo XV el cargo de «maestra de los ornamentos o de las vestiduras», encargada del cuidado, mantenimiento y reparación de estos tejidos, que actualmente realizan los restauradores y talleres especializados.

Del ajuar medieval quedan testimonios iconográficos y documentales, pero también extraordinarios restos de las vestiduras de san Fernando y su Pendón. Esta insignia, izada por las tropas cristianas el día de la conquista de Sevilla, 23 de noviembre de 1248, es una pieza excepcional que, realizada en la primera mitad del siglo XIII, tenía originariamente cuatro cuarteles con castillos y leones, dispuestos en diagonal y bordados mediante la técnica del encajado de figuras. Su hijo Alfonso X el Sabio mandó en su testamento que los ornamentos de su capilla y un paño de altar pasaran a la Catedral. Tiempo después, el cardenal don Juan de Cervantes (+1454) y el Gran Capitán don Gonzalo Fernández de Córdoba (+1515) regalaron ricos ornamentos y también la Reina Católica donó algunas ropas a la imagen de los Virgen de los Reyes. Sin embargo, la mayoría de los ornamentos litúrgicos se remonta al siglo XVI, como son algunos frontales de altar bordados.

Gótico

Obra de gran valor artístico e histórico, depositada en la Catedral, es la una capa pluvial con la que se revistió el Carlos V el día de su coronación en la catedral de Aquisgrán el 23 de octubre de 1520; el capillo y los orfres de imaginería que representan santos reyes y reinas con bordados recamados realizados en talleres flamencos hacia 1508.

Renacimiento

Se conservan aproximadamente unas cuatro mil piezas, entre las que destacan los ternos de los siglos XVII y XVIII, como el llamado «Terno Rico de Cuaresma», otro de Pentecostés, de san Clemente, del Corpus Christi, tres de difuntos y otros para las festividades sacramentales; los hay también del siglo XIX. Existen cerca de trescientas capas pluviales o procesionales, con orfres y capillos de imaginería, restaurados y trasladados a nuevos soportes. Aún hoy se continúan utilizando las mismas capas: rojas en las procesiones del Domingo de Ramos y de san Clemente; las blancas el día de san Fernando y las azules en la festividad de la Inmaculada.

Los frontales de altar conservados son veinte y la mayoría tienen ternos en conjunto. Entre los paños destacan los faldones procesionales de la custodia del Corpus y varios gremiales del siglo XVIII, el llamado «dosel persa» de finales del siglo XVI y el gran tapiz bordado chino-filipino del siglo XVII; un paño de devoción que tiene bordada con técnica de aplicación la imagen de un Nazareno, un repostero carmesí bordado con el emblema de la Catedral, de finales del siglo XVII, y varios paños de difuntos bordados en el mismo periodo.

También se guardan otras banderas, estandartes y guiones militares de los siglos XVIII al XX ofrecidos a la Virgen de los Reyes.

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