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El Órgano
El Órgano: Historia reciente
Veinte y tres años después, en 1996, con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, será el organero alemán Gerhard Grenzing quien arremeterá una importantísima reforma, aplicando al instrumento las tecnologías más modernas y sentando las bases de un ambicioso proyecto, del que estamos cubriendo ya la 3ª fase; consistente en volver de nuevo a la tradición multisecular de dos grandes órganos independientes: uno barroco (lado de la Antigua) con consola propia y sistema mecánico, y otro romántico-sinfónico; que sin embargo se podrán accionar conjuntamente desde la consola eléctrica actual, preparada ya para ello.
Se trata, sin duda, de una empresa ambiciosa, que constituirá uno de los complejos instrumentales más importantes de Europa. Pero el órgano catedralicio, convertido por méritos propios, por su envergadura y la calidad de sus servicios, en un instrumento omnipresente e insustituible en cualquier ceremonia o evento de cierto relieve, merece estar a la altura que corresponde a la grandiosa e impar Catedral Hispalense. Me encantaría verlo acabado. Pero ahora es Sevilla quien tiene la palabra. De momento vamos cubriendo fases.
Órgano de tubos
El órgano, ese instrumento imponente y majestuoso, que encontramos en tantos templos cristianos; y que, a semejanza del cuerpo humano tiene un cerebro (la consola con sus teclados y tiradores), que rige y gobierna todos sus elementos; un sistema nervioso, por el que el cerebro manda sus órdenes al resto del organismo; unos pulmones (los depósitos de aire, alimentados hoy por un motor); y un sistema respiratorio, que, a través de arterias y venas (los conductos), hace llegar el aire desde los pulmones hasta la última de sus células (los tubos sonoros); solo necesita un hálito del alma de un organista para que reciba la vida; y pueda, sintonizando con él, hablar, cantar, llorar, reír, consolar, animar…. y rezar.
De ahí que el Concilio Vaticano IIº, en su “Constitución sobre la Sagrada Liturgia”, pida que “Téngase en gran estima …el órgano de tubos,..cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales” (nº. 120)