Fiel testimonio de la riqueza del ajuar litúrgico son las casi mil piezas de orfebrería que conserva la Catedral de Sevilla, alhajas encargadas por el cabildo y la mayoría sufragadas por numerosos legados a la institución y por las donaciones de obispos, canónigos y particulares; actualmente, estas piezas están en uso.
Algunas de ellas, en su mayoría con carácter itinerante, se exponen en las vitrinas del tesoro para deleite de los visitantes pero sin olvidar que todas son el resultado de horas de desvelo de los artistas en su intento de presentar a Dios lo mejor que tenemos.
Entre ellas, destaca el extraordinario Cáliz de Oro repujado y cincelado con piedras preciosas y diamantes, donado por el cardenal Delgado y Venegas (1750-1775) de 25 x 14,5 centímetros. Esta pieza, a conjunto con el copón, se emplean en los Oficios de Jueves Santo.
Con ocasión de la Misa de Acción de Gracias por las bodas de oro de Monseñor Asenjo, el cáliz saldrá de las vitrinas del tesoro junto con otras piezas destacadas de las colecciones de la Catedral.
La conjunción del agua y del vino se mezcla en el cáliz del Señor de tal manera que aquella mezcla no puede separarse entre sí. Por lo que nada podrá separar de Cristo a la Iglesia