Aprovechando parte de la estructura expositiva de la muestra sobre Murillo, se dará a conocer el Patrimonio Histórico Artístico del Cabildo que habitualmente no se expone en los espacios de la visita cultural, promoviendo e incrementando entre los sevillanos y foráneos el conocimiento y la visita al templo metropolitano. Esta iniciativa se estrenará con una muestra de textiles históricos, reutilizando para ello los cuatro pilares centrales que rodean la tumba de Hernando Colón.
La intención del Cabildo Catedral es difundir entre los fieles y visitantes la vida ordinaria de la Institución, tomando como referente la estética que presentaba la sala de ornamentos del Tesoro. En los años 20 del pasado siglo, se realizó una adaptación del mobiliario en la denominada contaduría baja de la Catedral para la exposición de algunos de estos textiles. Posteriormente, para la muestra “Magna Hispalensis. El universo de una Iglesia” se reformó dicho mobiliario con el fin de presentar la orfebrería.
La temática expuesta en el primer semestre de 2019 se compone de varios enseres del Cabildo y episcopales: (Entre otras piezas, se podrán contemplar Bordados en seda, terciopelo, raso o tisú de plata y oro con hilos metálicos; capas, casullas, dalmáticas, paños de indulgencia, mitras, gremiales, porta corporales, cubre cálices y estolas) y dos piezas de orfebrería en las vitrinas de menor formato. Entre estas últimas se encuentran un cáliz, una cruz pectoral y un anillo. La Muestra busca de esta forma, no sólo centrar la mirada del visitante en las Obras del s. XVI hasta nuestros días, sino que pueda alcanzarse una comprensión global de la Liturgia en la Catedral.
Esta pequeña Muestra recupera la espacialidad del Trascoro. Lo que muestran estas vitrinas es un auténtico tesoro artístico con un único fin, la mayor gloria de Dios. Donaciones de obispos, canónigos y particulares.
Para una mejor conservación de los enseres expuestos, las piezas de textiles históricos se irán cambiando aleatoriamente cada semestre.
NUEVAS PIEZAS TEXTILES
Siguiendo los criterios de conservación que actualmente aplica la Catedral, estos cambios consiguen adaptar los contenidos de la muestra a la dinámica de la propia Catedral, reavivando el interés de los sevillanos por acercarse nuevamente al templo metropolitano para contemplar unos elementos que, en otras circunstancias, es difícil ver.
EXPLICACIÓN DE LA MUESTRA
La relación del hombre con Dios necesita del culto, y la liturgia y los ornamentos sagrados que presentamos en esta Muestra, han contribuido al engrandecimiento de ambos.
Los ornamentos sagrados de la Catedral de Sevilla dan fe de la magnificencia del ceremonial con que se celebraban las festividades religiosas. La colección es importante por la cantidad, calidad y variedad de piezas histórico artísticas, que siguen realzando las ceremonias más solemnes. A causa de los cambios en los usos litúrgicos, últimamente los motivados por el nuevo misal de 1969, dejaron de utilizarse algunas prendas litúrgicas, como manípulos, cubrecálices, amitos, paños de púlpito y de indulgencias, velos de altar… Entre otros; ya habían caído en desuso las planetas y los gremiales. Todas estas piezas así como otras muchas que no se utilizan habitualmente, están guardadas en cajoneras, armarios y almacenes adecuados.
La Catedral encargaba, mediante contratos, los ornamentos a distintos talleres y nombraba a un bordador de prestigio para que examinara todo el proceso y tasara, mediante informe, el precio. Además, durante siglos, los canónigos y las dignidades vestían en las procesiones y otras ceremonias importantes capas de imaginería, que cada uno costeaba con sus ingresos.
La fragilidad de los tejidos, el empleo continuado de los ornamentos y su desgaste, necesitan una atención continuada. En la Catedral de Sevilla está documentado desde el siglo XV el cargo de “maestra de los ornamentos o de las vestiduras”, encargada del cuidado, mantenimiento y reparación de estos tejidos, que actualmente realizan los restauradores y talleres especializados.
Del ajuar medieval quedan testimonios iconográficos y documentales, pero también extraordinarios restos de las vestiduras de san Fernando y su Pendón. Esta insignia, izada por las tropas cristianas el día de la conquista de Sevilla, 23 de noviembre de 1248, es una pieza excepcional que, realizada en la primera mitad del siglo XIII, tenía originariamente cuatro cuarteles con castillos y leones, dispuestos en diagonal y bordados mediante la técnica del encajado de figuras. Su hijo Alfonso X el Sabio mandó en su testamento que los ornamentos de su capilla y un paño de altar pasaran a la Catedral. Tiempo después, el cardenal don Juan de Cervantes (+1454) y el Gran Capitán don Gonzalo Fernández de Córdoba (+1515) regalaron ricos ornamentos y también la Reina Católica donó algunas ropas a la imagen de los Virgen de los Reyes. Sin embargo, la mayoría de los ornamentos litúrgicos se remonta al siglo XVI, como son algunos frontales de altar bordados.
Obra de gran valor artístico e histórico, depositada en la Catedral, es la una capa pluvial con la que se revistió el Carlos V el día de su coronación en la catedral de Aquisgrán el 23 de octubre de 1520; el capillo y los orfres de imaginería que representan santos reyes y reinas con bordados recamados realizados en talleres flamencos hacia 1508.
Se conservan aproximadamente unas cuatro mil piezas, entre las que destacan los ternos de los siglos XVII y XVIII.
Existen cerca de trescientas capas pluviales o procesionales, con orfres y capillos de imaginería, restaurados y trasladados a nuevos soportes. Aún hoy se continúan utilizando las mismas capas: rojas en las procesiones del Domingo de Ramos y de san Clemente; las blancas el día de san Fernando y las azules en la festividad de la Inmaculada.
Los frontales de altar conservados son veinte y la mayoría tienen ternos en conjunto. Entre los paños destacan los faldones procesionales de la custodia del Corpus y varios gremiales del siglo XVIII, el gran tapiz bordado filipino del siglo XVII, un repostero carmesí bordado con el emblema de la Catedral, de finales del siglo XVII, y varios paños de difuntos bordados en el mismo periodo.