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La Virgen de la Antigua es una de las grandes devociones que no solamente está presente en Sevilla. Su devoción se extendió por España y América gracias a viajeros y navegantes, como los de las expediciones de Cristóbal Colón y Magallanes.
El Cardenal Ilundáin la coronó canónicamente en 1929, consolidando su importancia histórica como una de las mayores devociones sevillanas y un símbolo de fe que trascendió fronteras.
Orígenes y leyenda
La imagen se encuentra en la Capilla de la Virgen de la Antigua, dentro de la Catedral de Sevilla, sobre un muro de la antigua mezquita.
Una leyenda cuenta que la pintura de la Virgen estaba tapiada para ocultarla y que Fernando III de Castilla la descubrió al conquistar Sevilla.
A su regreso a Sevilla, los dieciocho supervivientes de la expedición de Magallanes y Elcano, que circunnavegó el mundo, se postraron ante la imagen de la Virgen, atestiguando su gran devoción.
Extensión de su devoción
La devoción se expandió por América, con reproducciones de la imagen en países como Panamá (de donde es patrona), México, Perú y Filipinas, gracias a la presencia de navegantes españoles. La veneración de estos navegantes se refleja en la verja de su capilla, donde se encuentran numerosas banderas de países iberoamericanos.
