Seguimos en tiempo de Navidad, estrenando un Año Santo de gracia para fortalecer y compartir la Esperanza.
El Jubileo de 2025, podrá ser un signo de Renacimiento, y de Confianza, de Paz y bendiciones para todos, como Peregrinos de Esperanza, pero sin perder de vista tantos vacíos y sufrimientos de nuestro mundo, que sólo puede llenar Dios.
Con esta celebración, la Iglesia se encomienda, desde el primer día del año, a los cuidados maternales de María. La Virgen, quien tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador de la humanidad, es aquella que protege a todos sus hijos en Cristo, los asiste y acompaña mientras peregrinan en este mundo.