La Catedral de Sevilla, madre de todas las iglesias de Sevilla, se considera también un lugar para buscar el perdón y la reconciliación. Entre las cuarenta y tres capillas que se disponen en el templo metropolitano, la capilla de San Andrés está dedicada expresamente para encontrar la reconciliación con Dios y con los demás a través de la oración, de la expresión sincera de sentimientos de arrepentimiento y donde poder pedir perdón por las faltas cometidas.
Allí, con humildad, el Cristo de la Clemencia, obra cumbre de Juan Martínez Montañés de 1603, dirige su mirada sosegada a los que con actitud interior buscan el perdón de sus pecados. Arriba, en el dosel, reza: “Miserere mei Devs”: Apiádate de mí, oh Dios.
Ven a la Catedral y experimenta el amor de Dios.