Igual que en una celebración bautismal se entremezclan la arquitectura con la escultura, la pintura, la orfebrería y otros recursos iconográficos, la capilla bautismal de la Catedral, conocida como la de San Antonio, es un ejemplo de la fusión de diferentes obras a lo largo de siglos y corrientes artísticas que son fieles observadores de la celebración del primer sacramento.
Si bien, la pila bautismal de mármol blanco, decorada con ángeles danzantes del siglo XVI, es el elemento principal, destacamos las dos magníficas pinturas de la factura de Bartolomé Esteban Murillo.