La disposición de un púlpito en un espacio abierto tuvo como principal objetivo el permitir la asistencia masiva de fieles a la predicación. Este fue el caso del púlpito renacentista que encontramos en el patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla, que se ha limpiado recientemente y está adosado al exterior de los arcos de la nave del Lagarto y sostenido por una columna de mármol y que la tradición remonta al siglo XIV.
Se destaca la importancia de este púlpito como fuente de evangelización actuando como generador y regulador de la piedad popular donde destacaron predicadores que inspiraron a multitud de fieles que en torno a él se hicieron eco de la palabra de Dios.
Desde este púlpito de la Granada, además de las prédicas extraordinarias, se catequizaba a lo largo de todo el año, siendo especialmente significativos los sermones de los lunes, miércoles y viernes de cuaresma, para los cuales el cabildo de la catedral contrataba a reputados predicadores
En este emblemático lugar predicaron oradores sagrados que llegaron a alcanzar la santidad, como San Vicente Ferrer, San Francisco de Borja, Beato Diego José de Cádiz y San Juan de Ávila, y también los Venerables Padres Fernando de Mata y Fernando de Contreras.
Está cubierto con un sólido tornavoz pétreo que protege al predicador de los rayos del sol y de la lluvia y favorece la difusión del sonido. Su acceso aparece cerrado con una reja que se adapta al arco que adorna la entrada de la escalera.