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EL PROYECTO GANADOR DE ARTURO MÉLIDA PARA EL MONUMENTO FUNERARIO DE CRISTÓBAL COLÓN

Tal y como consta en «El Centenario: revista ilustrada» en 1890 el gobierno español otorgó cien mil pesos para auxiliar los gastos que originase la construcción del monumento sepulcral de Cristóbal Colón en la Habana, Cuba «donde encontrasen permanente reposo los restos del genio inmortal que, auxiliado por los españoles, descubrió un nuevo mundo«.

Desde que se solicitaron los restos del Almirante para Sevilla a mediados de 1898, hasta que fueron depositados en Noviembre de 1902 en el lugar actual, fue muy intenso. Las cenizas de Colón reposaban desde enero de 1796 en la Catedral de La Habana. No obstante, el traslado ya estaba previsto, y en 1891 se convocó un certamen público para diseñar el mismo.

Fue Arturo Mélida y Alinari, arquitecto y escultor, ilustrador y diseñador, entre otras muchas profesiones, quien fue designado en virtud de su diseño cuya ubicación definitiva estaría junto a la emblemática capilla de Nuestra Señora de la Antigua.

Arturo Mélida en su taller, finales del siglo XIX

No está exenta de simbología, todo lo contrario. Según el autor, la pretensión era la de representar «a España guardando en tierra americana las cenizas de Cristóbal Colón”, por eso el escultor español incorporó elementos marítimos y símbolos heráldicos que reflejan el periodo de exploración española. El féretro de bronce y alabastro colorado para los rostros, es portado por cuatro reyes cada uno mostrando en su pecho los distintivos de Castilla, León, Navarra y Aragón, los reinos de España. También los dos reyes de cabecera portan un crucifijo –del cristianismo- y una lanza – del sacrificio-, que nos da un sentido también religioso del mismo.

En la caja se puede leer: “Aquí yacen los huesos de Cristóbal Colón, primer Almirante y descubridor del Nuevo Mundo R.I.P.A.”

El propio Diego Colón, en su testamento del 16 de marzo de 1509, expresaba:

«E por cuanto yo no tengo asignado lugar cierto para la perpetua sepultura del almirante mi señor padre, que santa gloria haya, ni del mío, digo que mi voluntad sería y es que se hiciese una sepultura muy honrada en la capilla de la nueva iglesia mayor de Sevilla, encima del postigo, que es frontero a la sepultura del cardenal Mendoza; y cuando allí no pudiese ser, mando que mis albaceas escojan la iglesia y lugar que más competente fuese para nuestra honra, estado y salud; que allí se fabrique y haga la dicha sepultura perpetua, dándole perpetua renta y dotación…».

Aunque el mismo Diego, posteriormente, en su testamento del 8 de septiembre de 1523, añadía:

«E asimismo encargó que su cuerpo fuese sepultado en esta isla [La Española] pues más acebpta sepultura no podía ni pudo elegir que en estas partes, las cuales Dios milagrosamente le quiso dar a conocer, descubrir e ganar«

En el pedestal del monumento encontramos una leyenda que dice: “Cuando la isla de Cuba se emancipó de la Madre España, Sevilla obtuvo el depósito de los restos de Colón, y su ayuntamiento erigió este pedestal”. El estilo azteca del basamento viene a poner la presencia del Descubrimiento en la tumba. Al llegar a Sevilla su estilo se adaptó al modelo neoclásico de la época.

Traslado de los restos de Colón desde Santo Domingo a Cuba en 1795

Traslado de los restos de Colón a Sevilla en 1899 en un periódico de noticias ilustradas londinense.

PEQUEÑA MEMORIA CON LA QUE ARTURO MÉLIDA ACOMPAÑÓ SU PROYECTO:

«No es ésta la ocasión para discutir la autenticidad de las cenizas que, como restos del descubridor de América, se conservan en la catedral de la Habana; si no fuesen suyas, si del ilustre genovés solo quedara el recuerdo, siempre era un deber de nuestra patria erigir, en el último resto que aún nos pertenece del continente que nos dio, algo que sirva de altar en que se rinda culto á su memoria.

Es la tierra española según la última voluntad de Colón, la que debe guardarle, es también la que más deber tiene de venerar su nombre, y he aquí en dos palabras expresado el asunto, si así puede llamarse, del modelo de sepulcro de presento.

España guarda las cenizas de Cristóbal Colón tributándole un homenaje de respeto. Hay algo de recuerdo de las honras fúnebres, mucho de carácter religioso para estar en armonía con el del personaje y el sitio en que se erige, y más aún de empeño patriótico en presentarle como una gloria española, mezclando su recuerdo con el del Reino de los Reyes Católicos.

Está inspirado el basamento en los templos aztecas, como símbolo del suelo americano en que se erige el monumetno, y sobre él cuatro heraldos, representando los cuatro reinos que entonces formaban la monarquía española, sustentan el féretro destinado a guardar los restos de Colón; en primer término Castilla y León, ostentando trofeos y en actitud de legítimo orgullo por su triunfo; en segundo lugar, Aragón y Navarra, que si no tomaronparte en la gloria, vienen á tomarla en el duelo.

Los motivos heráldicos que ornan las vestiduras de los cuatro Reyes de Armas dicen bien claro cuál es la representación de cada uno, y sólo merece especial mención el trofeo naval que ostenta Castilla, para consignar que á ella pertenecía el puerto de donde partió la expedición, y el recuerdo del nombre de la nao capitana. León sostiene el símbolo de la Reconquista que empezó en Covadonga y terminó en Granada.

Sobre el plinto, los hierros con que amarró á Colón la envidia de algunos de sus contemporáneos desaparecieron bajo los laureles que hoy deposita España en su sepulcro con la palma del martirio. Mejor decirlo nosotros a que lo digan los extrangeros.

Si la policromía del monumento pudiera parecer abigarrada, si algún partidario del arte clásico reclamara una tinta uniforme, sin duda alguna más escultural, yo, ante todo, soy arquitecto y tomo cuantos elementos puedan ayudarme a conseguir el efecto artístico buscando una autoridad a que ampararme […] «

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